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Madeleyne Aguilar / La Paz.- A falta de un protocolo propio y capacitación especializada, los bomberos bolivianos siguen directrices internacionales para atender incendios forestales. La falta de preparación de parte del personal se notó durante la batalla contra las llamas que se vive en la Chiquitania y que ya alcanzó la categoría de “fuego de sexta generación”.

“Lamentablemente, en Bolivia, las instituciones se han conformado con el curso para bomberos forestales, iniciado por OFDA/ Usaid -después del incendio de 1999 en Guarayos- que es muy básico. Esto ha generado que sean poco efectivos durante la lucha contra fuego de grandes proporciones, como en la Chiquitania. Se notó la falta de capacidad”, señaló Álvaro Castillo, quien lleva 22 años como voluntario de riesgo y bombero rescatista.

Siendo comandante y fundador de la tercera compañía de Bomberos Voluntarios UUBR reprochó que las instituciones no se hayan preocupado en incrementar conocimientos para afrontar el fuego. En el grupo del que él es parte se decidió acatar normativas internacionales para la formación del personal. Estas son: el estándar 1906, para aparatos de extinción; 1051 , para bombero forestal; 1143, para manejo de incendios forestales.

“Somos bomberos integrales, atendemos un sinfín de emergencias, con personal altamente entrenado y con las herramientas necesarias”, aseveró.

Ante la necesidad de “bomberos integrales” para combatir el incendio forestal en el bosque chiquitano, las empresas ENDE, YPFB y ENTEL permitieron que cuatro de sus trabajadores sean voluntarios. Ellos lo agradecen.

El comandante de bomberos alertó que Bolivia se quedó en el nivel uno (básico), según la NFPA (National Fire Protection Association), organización encargada de crear y mantener normas y requisitos mínimos para la prevención de fuego, en EEUU.

Castillo señaló además que las “peleas políticas entre los tres niveles de poder: Alcaldía, Gobernación, y Gobierno central, perjudican la evolución de los procedimientos porque se cambia el personal por gestión”.

Miguel Mealla, quien fue bombero voluntario en la Unidad Operativa Antofagasta por casi seis años, contó que recibió una intensa capacitación básica de seis meses. Aprendió sobre primeros auxilios, incendio, rescate y preparación física.

Tomó otros cursos en la misma unidad para expandir sus conocimientos. “Uno no puede recibir un minicurso de una semana e ir a sofocar un incendio, es irresponsable. Se tiene que estar en condiciones óptimas”, comentó Mealla.

Indicó que cuando él ejercía como bombero, antes de retirarse, el principal problema era la falta de recursos. “Se trabajaba con casi nada. Si bien hoy las cosas mejoraron, no se puede decir que son óptimas. Lastimosamente los bomberos jamás fueron la prioridad para los gobiernos de turno”, lamentó.

El jefe de operaciones de la Segunda Compañía Santa Bárbara SAR Bolivia, Mauricio Ledezma Montesinos, confirmó que en Bolivia “no existe una norma que estandarice procesos y protocolos de atención de emergencias”. Cada institución establece un protocolo que les brinde estructura y funciones.

Los bomberos del SAR Bolivia, una institución con 31 años de experiencia, reciben cursos nacionales y en programas de la cooperación internacional como Usaid (Estados Unidos) y de Bélgica. “Algunos de nuestros bomberos tuvieron la oportunidad de salir al exterior a formarse y retornar como instructores. Tienen capacidad para instruir en atención de emergencias”, destacó el jefe de bomberos.

La Ley de Bomberos 449 insta a los gobiernos municipales y departamentales a elaborar mapas de riesgos, planes de prevención y gestión de incendios.

Después de más de 50 días de desastre en la Chiquitania, la semana pasada se logró bajar la cantidad de focos de calor, de 8.461 a 361. Miles de personas, bomberos nacionales e internacionales, aún batallan contra el fuego. El reporte del Ministerio de Defensa sobre el territorio afectado está desactualizado.

“El 17 de agosto se registraron 8.461 focos de calor y un día después se comenzaron a emplazar 11 comandos de incidentes. Al 25 de septiembre estamos solamente con 361 focos de calor en la Chiquitania”, informó el miércoles pasado el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman.

Hasta el 25 de septiembre del 2019, el reporte de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) detectó más de 5,3 millones de hectáreas quemadas en todo el país, de ellas 3.891.659 eran de Santa Cruz. Mientras que el informe del Plan Tajibo señala sólo 2.797.732 hectáreas en la Chiquitania.

El documento estatal no ha está actualizado, pues muestra las mismas cifras desde el 20 de septiembre. Declara que el fuego afectó a 2.100 hectáreas de cultivos; 1.270.730 en bosques y 1.524.902 en pastizales.

Para combatir el fuego se desplegó 5.562 personas de ministerios, fuerzas armadas, empresas e instituciones. Además, como ayuda internacional, llegaron 313 bomberos y expertos en incendios. En la zona de desastres se perdió cuatro vidas. Además se movilizó 301 vehículos terrestres y 23 aeronaves.

Tipos de incendios

Locación Según el lugar donde se genere el fuego los incendios pueden ser estructurales o forestales. Este último, además de luchar contra el tiempo también se dificulta por las distancias y la topografía.
Sexta generación Son los que han evolucionado hasta el punto que su intensidad incide en las condiciones meteorológicas del lugar. El fuego cambia la temperatura, la humedad, los vientos y las precipitaciones tras liberar inmensas cantidades de energía.

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