El sector boliviano de la madera, viene arrastrando una compleja crisis desde hace más de 8 años. La más larga y compleja de su historia, porque ha afectado a todos los actores de la cadena maderera: desde operadores comunitarios y privados, hasta pequeños, medianos y grandes industriales y carpinteros.
Ante esta situación, por iniciativa de la Cámara Forestal de Bolivia, se desarrolló un proceso de unificación de los principales actores forestales, que finalmente se consolida en un Convenio de Cooperación Institucional en 2020, suscrito por los líderes de los indígenas (Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano y Asociación Forestal Indígena Nacional), carpinteros (Conceambol) y empresarios (CFB).
Esta unión institucional a su vez, logra aprobar una propuesta conjunta muy objetiva, denominado “Plan de Reactivación del Sector Madera de Bolivia”, recogiendo la problemática de cada uno de los actores y, generando las propuestas correspondientes para una reactivación general de la actividad maderera nacional.
Dicho documento fue presentado a diferentes instancias de Gobierno, pero hasta la fecha no ha sido acogido y peor ejecutado. Es por esta razón que destacamos los aspectos más relevantes del mismo, con la esperanza que en breve podamos estar analizando su ejecución con las autoridades del Estado.
Un plan para salir de la crisis
El sector productivo forestal boliviano se encuentra en crisis por una serie de factores: insuficiente producción local, importaciones elevadas, caída de los mercados externos, competencia desleal (contrabando), escasez de productos financieros específicos, errónea política tributaria, fomento mínimo para la competitividad de sus actores y un largo etcétera.
Históricamente, el sector forestal no ha sido considerado por el Estado como beneficiario de una política de estímulos tributarios, crediticios ni tecnológicos, afectando directamente a la industria forestal, a las comunidades indígenas y a la mano de obra que encuentra en la madera su medio de sustento.
Pero este panorama, que se presenta sombrío y desalentador, podría ser revertido sustancialmente en un mediano plazo, si el plan de reactivación económica propuesto por la Cámara Forestal de Bolivia, indígenas y carpinteros, hace eco en los administradores del Estado.
El espíritu de la propuesta es simple: con una serie de medidas impulsadas desde el Gobierno se puede incrementar la capacidad de producción de madera, incrementando por cuatro los empleos existentes en el sector, inyectando capital para formación y reconversión tecnológica para micros y pequeños empresarios carpinteros e industriales en los nueve departamentos y, de esta forma, generar excedentes para la exportación permanente de productos forestales.
El plan es un instrumento con enfoque nacional y con propuestas a corto y mediano plazo, como guía para el desarrollo del sector de la madera boliviana, que es fruto del esfuerzo conjunto entre la Cámara Forestal de Bolivia, la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB), la Asociación Forestal Indígena Nacional (AFIN) y la Confederación de Carpinteros, Ebanistas y Artesanos de Madera de Bolivia (Conceambol).
Diagnóstico del sector
Bolivia cuenta con un potencial de 28.7 millones de hectáreas para la producción forestal sostenible distribuida en 7 de sus 9 departamentos. En la actualidad, 10 millones de hectáreas se encuentran en producción bajo manejo sostenible, de las cuales, 2 millones están en manos empresariales y el resto en comunidades indígenas, campesinas y ganaderos principalmente, en las que se aplican medidas de protección al medio ambiente que aseguran la regeneración natural del bosque y su conservación para las futuras generaciones.
El régimen forestal, vigente desde hace más de 25 años, ha democratizado el acceso al recurso forestal, permitiendo que actores sociales como las comunidades indígenas y campesinas, asociaciones sociales del lugar, productores rurales y pequeños propietarios privados individuales y comunales, cuenten en la actualidad con más de 8 millones de hectáreas bajo producción forestal sostenible.
Bolivia es el octavo país en el mundo con la mayor extensión de bosque natural con una mayor superficie de bosque tropical; posee 53 millones de hectáreas, que lo coloca como el tercero en importancia en América Latina.
En el país se extraen aproximadamente 1.4 millones de metros cúbicos de madera al año de forma sostenible y genera 90.000 empleos directos. Adicionalmente, el sector forestal representa el 0.6% del PIB Nacional, y existen 15.027 unidades productivas, de las cuales el 91% (13.675) son micro empresas, el 7.89% (1.186) son medianas empresas y sólo el 1.1% (44) son grandes empresas.
A pesar de esta riqueza, la crisis del sector se manifiesta en una baja producción formal, un fuerte incremento de las importaciones, contracción de la economía formal, caída de mercados externos y cierre de empresas y despido de trabajadores.
Las actividades que se desarrollan relacionadas con el sector forestal a nivel nacional son muy escasas, a pesar que en la mayor parte de los estudios del sector se ha identificado la imperiosa necesidad de ejecutar políticas de reactivación del sector, acceso a financiamiento y reconversión tecnológica, falta de medidas de fomento de orden tributario y simplicidad de trámites.
Propuesta forestal
Empresarios forestales, indígenas y carpinteros presentaron, en noviembre de 2020, el Plan de Reactivación Económica del Sector Forestal, que básicamente pretende, entre sus fines más importantes, generar un movimiento económico de 1.650 millones de dólares al año, alcanzar un 4% del PIB de Bolivia e incrementar de 90.000 a más de 419.000 empleos directos e indirectos en la cadena de la madera, en cinco años.
Las medidas para reactivar el sector forestal de Bolivia son claras y han sido consensuadas con todos los actores involucrados en la cadena productiva, sin ningún tipo de consideraciones de orden político o ideológico, pensando en una solución integral para todos los actores forestales y madereros.
Son cinco medidas que se detallan a continuación:
- Recuperación del mercado interno, a través de la Licencia Previa para las importaciones de productos de madera, la lucha contra el contrabando y las compras estatales.
- Financiamiento para Capital de Operaciones, Reconversión Tecnológica y Promoción, Comercialización, Investigación y Desarrollo.
- Ajustes en la estructura tributaria: reducción de aranceles de importación para bienes de capital, diferimiento en el pago del IVA y la creación del RUF (Régimen Unificado Forestal).
- Implementación de mecanismos institucionales: agenda de desarrollo forestal, acuerdos de complementariedad comunidad-empresa y negocios inclusivos.
- Políticas para las Plantaciones Forestales Industriales y Agroforestales, que se basan en la seguridad jurídica y polos industriales, apoyo económico, financiero e incentivos tributarios y finalmente, simplicidad técnica y administrativa para establecer y manejar una plantación forestal industrial.
Con la ejecución de las medidas propuestas, se pretende alcanzar las siguientes metas:
- Incrementar los empleos de 90 mil a 419 mil empleos entre directos e indirectos.
- Incrementar el registro de empresas e industrias madereras de 15 mil a más de 32 mil, entre pequeñas, medianas y grandes empresas.
- La producción de madera llegará de 1.4 m3 a 5 millones.
- El mercado interno forestal de Bolivia actualmente mueve cerca de $us 350 millones y se incrementaría a $us 450 millones.
- En el mercado externo, Bolivia en un plazo de 5 años podría alcanzar los $us 1.200 millones en exportación de productos de madera con alto valor agregado.
- Con la implementación de las políticas en plantaciones forestales en un plazo de 10 años se estaría llegando a 100.000 ha., lo que generaría más de 80 mil empleos anuales y ventas en más de $us 375 millones de productos provenientes de las plantaciones forestales.
El plan ha sido trabajado desde hace bastante tiempo, consensuado con todos los actores forestales y que tiene grandes posibilidades de alcanzar el éxito en el corto plazo y no solo en lo económico sino también con un profundo impacto social, por todas las fuentes de trabajo que se van a generar y la creación de nuevas unidades productivas.
Con la formalización de todos los actores, estos podrán ser sujetos a créditos financieros, algo que actualmente no sucede sobre todo con las comunidades indígenas, campesinas y pequeñas carpinterías.
Finalmente, mediante el plan se tendrá un importante impacto positivo medioambiental, ya que el bosque va a tener nuevamente valor, lo cual va hacer que las comunidades indígenas y campesinas, propietarios privados y otros actores, cuiden del mismo y no sigan incrementado los desmontes y la desforestación.
Adicionalmente, las plantaciones cumplirán un rol fundamental, ya que van ayudar a regenerar tierras degradadas en zonas que actualmente no tienen actividad alguna.
La Cámara Forestal de Bolivia está segura de que esta propuesta va a tener un impacto muy importante, no solo para el sector sino también para el país en general.