Un estudio basado en el modelo Precis, prevé que el agua será el principal problema, tanto por las inundaciones como la escasez en algunas regiones del país, para el riego y la producción de alimentos
En 2022, los efectos de la crisis climática global provocaron pérdidas del 1,8% en el Producto Interno Bruto (PIB) a nivel mundial y se espera que los resultados para 2023 superen esa cifra. Según un informe de Climate Change Hub de la Universidad de Delaware, en Estados Unidos, se estima que el mundo es $us 1.500 millones más pobre de lo que habría sido sin el cambio climático. De acuerdo con el estudio, las pérdidas del PIB recaen principalmente en los países en desarrollo del hemisferio sur.
La investigadora Lykke Andersen, del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad), participó del estudio “La economía del cambio climático en el Estado Plurinacional de Bolivia”, financiado por el BID y la Cepal. De acuerdo a las simulaciones realizadas desde el año 2010 hasta 2100, los efectos ocasionarían una pérdida promedio del 8% del PIB, aunque terminaría el siglo con un 16%, debido a las inundaciones, principalmente.
Los efectos calculados en este informe se basaron en dos escenarios: con y sin cambio climático, generados por el Proveedor de climas regionales para estudios de impactos (Precis, por sus siglas en inglés), que prevé aumentos de temperatura de hasta 5 grados centígrados en algunas regiones del país, reducciones de precipitación en el Altiplano sur y aumentos en las tierras bajas del norte.
“El problema, en la simulación, era el agua. Inundaciones y escasez en ciertos lugares. Pero no era tanto por el cambio climático, sino por la expansión de la frontera agrícola que necesita mucho más agua para el riego (...). Para eso hay que planificar bien dónde se van a expandir las actividades (agrícolas), porque en ciertos lugares no hay suficiente agua para seguir haciéndolo”, expresó Andersen.
Contaminación per cápita
El economista Roger Banegas, accedió al estudio Impacto económico de las medidas de mitigación de las NDC de Bolivia, en el que analizó algunas variables como la emisión de dióxido de carbono (CO2) per cápita. Resaltó que en Bolivia fue de 13 toneladas en 2022, casi similar a la de un estadounidense, que emitió 15 toneladas en el mismo periodo, mientras que en países vecinos como Chile o Colombia, emiten un promedio de seis toneladas anuales.
“Pero si comparamos con los niveles de ingreso per cápita, Bolivia está 10 veces por debajo que el ingreso per cápita de Estados Unidos. Eso indica que nuestro sistema productivo está basado en actividades extractivistas, como la minería, el petróleo, el gas o la expansión en la frontera agrícola, que son los principales contaminantes”, indicó.
Al mismo tiempo subrayó que el cambio climático coadyuva a la prolongación de periodos de sequía en algunas regiones e inundaciones en otras, lo que tiene efectos directos sobre la economía, que en un escenario conservador afecta al 3% del PIB. “Un ejemplo fueron los chaqueos del año pasado en Santa Cruz, que llegó a ser la ciudad más contaminada del mundo”, señaló Banegas.
Las pérdidas en oleaginosas
Desde la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) manifestaron que solo por sequía, el sector soyero ha venido perdiendo, en los últimos años, un aproximado de 400 mil toneladas de grano de soya por año, lo que en términos económicos ha significado una pérdida de $us 160 millones anuales. La extrema sequía, tanto en la campaña de verano como de invierno, ha afectado hasta 500.000 hectáreas.
“Consideramos que el Gobierno debería acelerar la decisión política para que Bolivia ingrese en la era de la biotecnología, como lo han hecho países del Mercosur como son Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay, donde hace años los productores están con pleno acceso a eventos biotecnológicos”, expresó el gremio soyero, al referirse a las semillas genéticamente modificadas.